“SUEÑOS” de ANTARES
IRENE II
AMOR
(Mas allá de la cordura)
Esta vez, quise darle una sorpresa a Irene.
y la llevé a orillas de un río…
de un poza muy bella,
delimitada aguas arriba, por un enorme peñasco,
irregularmente redondeado,
que obligaba al río a bordearlo,
para lanzarse velozmente por un cauce estrecho,
limitado por piedras,
como si fuese un tobogán.
El borde de esa poza, del lado del camino que a ella conducía,
había una gran laja suavemente inclinada,
que hacia el fondo de la poza se perdía.
Las aguas eran bellamente cristalinas,
lo cual permitía, ver las sardinas que en ella vivían,
y ocasionalmente un “lajao”, bastante mas grande que ellas,
y así llamado, porque la mayor parte del tiempo,
bajo las piedras, permanecen escondidos.
Mas allá del deslizar de la corriente,
las aguas eran tranquilas.
Adornadas por florcillas amarillas,
provenientes de un árbol de vera,
que en la otra orilla crecía.
La poza era bastante profunda,
permitiéndole a uno,
lanzarse de cabeza,
desde lo alto del peñasco arriba mencionado.
Demás está decir, que las orillas,
estaban densamente cubiertas de árboles,
visitados por pájaros de diferentes especies y colores,
amén de Martín Pescadores,
que de piedra en piedra volaban.
Ocasionalmente llegaban,
pequeñas bandadas de pericos bullangueros.
Y una vez logré observar, una bandada de monos.
Es que conocía a fondo esta poza,
porque un par de años de mi niñez,
los viví no muy lejos de ella,
y con frecuencia la visitábamos,
para bañarnos y pasar un rato.
La laja inclinada, estaba bordeada de clavellinas,
que bellamente con sus flores la adornaban,
una mezcla de amarillo con anaranjado.
Dentro del medio familiar,
a esa poza la denominábamos
“Las Clavellinas”.
Un poco antes de llegar a ella,
hay una piedra, con petroglifos,
de los indios,
que primitivamente, habitaron ese bello valle.
A Irene le encanta la naturaleza,
al igual que a mi,
sentimos, que pertenecemos a ella,
somos parte de ella.
Era sin duda, el lugar apropiado,
para absolutamente relajados,
sentados sobre la laja inclinada,
conversar en meditación, sin la presencia del ego,
sin la presencia de una mente perturbadora.
- Irene, me expresaste anteriormente,
tu deseo de hablar sobre el amor.
Cuéntame… lo que llevas en tu corazón.
-En mi consultorio de psicóloga, son muchos los pacientes.
que me piden una opinión sobe el amor.
Y la verdad es, que a veces me siento insegura.
Entiendo, que así como sucede con la vida,
el amor es un misterio, muy profundo,
íntimamente ligado a la vida,
por lo tanto no se lo puede definir.
No es una cosa,
nace espontáneamente, no se puede imponer.
y si se trata de amor entre personas,
no se puede comprar, no se puede vender.
Aparece espontáneamente, como dije,
sin que intervenga nuestra voluntad.
Simplemente, se apodera de nosotros.
No tiene una explicación razonable,
pertenece al corazón,
y a ese reino … vedada tiene la entrada la razón.
Entiendo, que al igual a lo que sucede con la vida,
el amor hay que sentirlo,
y cada quien… lo sentirá a su manera.
Tu sabes que te amo,
pero te diré, que a veces me siento insegura, tengo miedo.
Es algo que no entiendo,
y por eso quise hablarte de ello. oír tu opinión.
Y es que es frecuente, que mis pacientes me consulten,
por tener miedo a amar.
-Bien sabes, amiga querida,
que el amor es lo mas poderoso que existe:
Jesús dijo “yo soy amor”,
y la sabiduría hindú, hace cinco mil años pregonaba,
que la “conciencia universal” es amor.
De acuerdo con esto, tendríamos que aceptar,
que el universo… sin amor, no podría existir.
Hijos de Dios,
nuestra parte inmortal, es amor
Pero esa parte no la conocemos,
porque la mente y el ego, no nos permiten llegar a ella.
Solo en meditación es posible alcanzarla.
Si logramos entender,
que integrantes del Universo somos,
las puertas se abren… al amor a nuestros hermanos,
a las flores, los ríos, el mar, el cielo, a las estrellas.
Pero cuando se trata de personas, la situación es diferente.
Muchos piensan, que el odio es la antítesis del amor,
la otra cara de la moneda,
pero no es así.
El odio es una modalidad del amor.
La otra cara del amor es el miedo.
Me explico:
El amor es una energía tremendamente poderosa,
que en el ser amado, busca un compañero, una compañera,
para compartirla con él, o con ella.
Pero el ego y la mente de la persona amada…
se resisten a ser desplazados,
a ello se oponen, con todas sus fuerzas.
Es que el amor y el ego-ismo son incompatibles,
y también lo son el amor y la mente, la razón.
.
Ellos dos, son el origen del miedo.
Sin ellos lo que queda es un vacío,
Y ese vacío, infunde miedo, terror a veces.
Para lograr afrontar ese miedo,
se requiere una enorme confianza,
confianza en si mismo, y confianza en el otro.
Amar es aceptar la fusión de dos espíritus, de dos almas,
que solo es posible,
cuando no existe ego, cuando no existe mente.
Así el amor se convierte en una comunión,
en la fusión de dos vacíos.
Solo dos vacíos, pueden fusionarse en uno.
De manera, querida Irene, que es natural,
que en algún momento,
hayas sentido miedo de amarme.
Hay quienes nunca superarán ese miedo.
como si su capacidad de amar, estuviese mutilada.
Cuando esto ocurre,
hasta al suicidio se puede llegar.
Otras veces el miedo viene, de experiencias anteriores.
Se amó a alguien “equivocadamente”
y fue traicionado (a),
“herido quedó el corazón”.
Hay temor de volver a amar.
Angustia, de eventualmente… no ser aceptado (a).
Pero hay aquí algo muy interesante,
que te quiero comentar.
Solo puede brindar un amor verdadero,
quien se ame a si mismo, antes que a los demás.
Solo una persona en esas condiciones,
puede un amor puro y cristalino dar,
sin contaminación con el ego.
Una persona así,
no puede ser traicionada, no pueden ser herida.
Satisfecha, con el amor que a si misma se tiene,
no necesita ser amada por otro.
Es que está en condiciones de dar,
sin nada a cambio exigir.
Solo un amor, contaminado con el ego,
puede ser traicionado, puede ser herido.
Ya conociendo el origen de ese miedo,
no te volverá a molestar.
Y llegaremos a amarnos de verdad,
sin limitar, en ningún momento, la libertad de cada uno.
Estos es muy importante.
Limitar la libertad del otro,
es asestar un golpe mortal al amor.
Solo en libertad, se puede amar “eternamente”.
Buen cuidado tuvimos los dos,
-gracias a nuestra formación-
de cultivar el amor a nosotros mismos-
de evitar –concientemente-
que nuestro cariño, se convirtiese en una dependencia.
Tu puedes ser feliz sin mi, y viceversa.
Así el amor que cada uno tiene…
con el otro lo puede compartir,
y eso es muy bello.
Quien no es capaz de amarse a sí mismo,
no puede saber lo que es el amor.
No puede dar lo que no tiene.
Como hijos del amor,
nacimos para amar y para ser amados.
Sin amor, la vida no vale la pena.
-Gracias Alejandro, ya me aclaraste mis dudas.
He pensado y sostengo,
que al final de la adolescencia,
al joven se le deberían impartir,
conocimientos básicos de sicología,
sobre todo,
para que logre amarse a si mismo,
y aprenda a diferenciar,
el amor verdadero, del falso
.
Este es un punto por demás interesante,
que me gustaría, que conversáramos mas adelante.
Pero hoy tengo algo muy importante, que decirte.
Nos conocemos desde hace muchos años,
y recuerda que habíamos convenido,
en conservar nuestra relación, a nivel de novios,
por miedo, a que de ir mas allá,
nuestro amor se marchitara.
¡Es lo que vemos todas los días!
Pero hemos crecido, ya no somos jovencitos,
hemos madurado… y yo pienso,
que estamos en condiciones,
de formar una familia…
y continuar siendo “novios”.
Tengo confianza, me siento con fuerzas, para lograrlo.
Tu sabes… tan bien como yo
que el amor es una fuerza,
esencialmente creadora,
aunque solo sea, compartiendo obras de caridad…
escribiendo un libro entre los dos,
y paremos de contar.
Sabemos los dos,
que el amor es como una planta preciosa,
que hay que cuidar, abonar y regar
TODOS LOS DÍAS.
Estamos conscientes los dos,
de que la rutina es el abrasivo,
que acaba con el amor,
amargando la vida…
convirtiéndola en un fastidio.
Sabemos que cada día es diferente,
que no hay dos días iguales,
y que es de nuestra responsabilidad,
configurarlos con alegría,
para que cada uno sea, mas bello que el anterior.
Me dijiste una vez que vivir es un verbo,
que se requiere estar conciente de ello,
y actuar.
Hoy te digo, que no olvidé esa verdad.
Amar también es un verbo. que requiere acción-
.
¿Qué me dices?
Tomándola de la mano, para ayudarla a incorporarse,
la abracé fuertemente
y como nunca… nos besamos..
ANTARES
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