CUANDO EL FUTURO SE AGOTA.
Desnudo y sin un centavo, a este mundo llegué;
con las manos vacías, de donde vine he de retornar.
Una voluntad superior, decidió mi llegada, y decidirá mi regreso;
sin consulta previa, sin...haber sido prevenido .
Ya al final, del día siete de noviembre, del año mil novecientos veintiuno;
por vez primera sentí frío, y se iluminaron mis ojos,
Y ante este mundo nuevo, que hostil sentía,
lloraba sin consuelo, mientras los demás reían.
Pero a poco, después que me bañaron, y vistieron,
Sentí, el calor confortante, y las caricias de mi madre,
que me abrazaba y besaba, y su seno me ofrecía …
para calmar un hambre, que nunca antes… conocido había.
Pasaron los primeros años, dedicados a conocer,
a conocer personas y cosas, y al medio que me rodeaba.
A través de las palabras, a comunicarme aprendí.
Poco a poco fui conociendo, el mudo idioma del amor,
del amor verdadero y desinteresado, de mis padres,
Que sacrificio alguno no omitieron, para cuidarme y formarme.
Clases privadas en San Esteban, a cargo de la tía Amalia;
Clases de inglés y alemán; bachillerato, estudios de medicina,
que mi padre no tuvo la dicha, de ver culminados:
murió dos meses, ante de mi graduación.
Hoy, al final de la tercera juventud, ya cercana la despedida,
claramente, los verdaderos valores, percibo,
los que rigen, la pasantía por este mundo.
Es a estas alturas, cuando uno cuenta se da,
de que todo lo que tenemos y hemos tenido …
¡solo prestado ha sido!
Prestados fueron nuestros padres, nuestra esposa,
nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros amigos;
prestados, nuestros bienes materiales;
prestados, cada minuto, cada segundo que pasó,
y que nuca mas han de volver.
Prestadas fueron, las horas de felicidad, prestadas las horas de amor,
prestados nuestros besos, prestadas las horas de dolor.
Insensatos fuimos,
cuando estos préstamos, no adecuadamente valoramos;
cuando despilfarramos, segundos, minutos, días meses y años.
Y es ahora, cuando a vislumbrar comenzamos,
de nuestra existencia su misterio y profundidad.
Cuán equivocados estuvimos:
cuando el futuro, nos parecía infinito,
cuando creíamos saber distinguir… lo verdadero de lo falso,
cuando, que éramos alguien creímos,
cuando pensamos, que nuestra esposa era de nuestra propiedad,
cuando no supimos distinguir el amor mundano, del amor universal,
cuando lo material nos encandilaba, a expensas de lo espiritual,
cuando nos atrevimos, a juzgar a los demás,
cuando pensamos, que la gente adinerada eran envidiable,
cuando, las pérdidas materiales nos acongojaban,
cuando no supimos distinguir, la amistad verdadera, de la interesada,
cuando sentimos rabia, al descubrir… que fuimos vilmente engañados,
cuando nos perturbó, no recibir un merecido reconocimiento,
cuando la felicidad buscamos, donde nunca la habríamos de encontrar.
Dichoso nos sentimos ,
de haber apreciado el lenguaje, de la música clásica,
de haber conocido algo de los grandes pensadores,
de regocijarnos, en la naturaleza,
cuando su mudo lenguaje entendemos;
cuando disfrutamos
del perfume de las flores, de la belleza de una noche sin nubes,
del canto de los pájaros, del susurro del viento,
de la majestad, del relámpago y del trueno,
de la paz argentina a la luz de la luna, reflejándose en el agua,
de la música de las olas al acercarse, y del viento en el follaje;
cuando reconocimos, que el amor… es el lenguaje de la creación.
Conciente de nuestros defectos, y lamentando los errores cometidos:
pedimos perdón, a quienes hayamos podido ofender
y perdonamos a los que nos ofendieron.
MAR
Agosto del 2002
Desnudo y sin un centavo, a este mundo llegué;
con las manos vacías, de donde vine he de retornar.
Una voluntad superior, decidió mi llegada, y decidirá mi regreso;
sin consulta previa, sin...haber sido prevenido .
Ya al final, del día siete de noviembre, del año mil novecientos veintiuno;
por vez primera sentí frío, y se iluminaron mis ojos,
Y ante este mundo nuevo, que hostil sentía,
lloraba sin consuelo, mientras los demás reían.
Pero a poco, después que me bañaron, y vistieron,
Sentí, el calor confortante, y las caricias de mi madre,
que me abrazaba y besaba, y su seno me ofrecía …
para calmar un hambre, que nunca antes… conocido había.
Pasaron los primeros años, dedicados a conocer,
a conocer personas y cosas, y al medio que me rodeaba.
A través de las palabras, a comunicarme aprendí.
Poco a poco fui conociendo, el mudo idioma del amor,
del amor verdadero y desinteresado, de mis padres,
Que sacrificio alguno no omitieron, para cuidarme y formarme.
Clases privadas en San Esteban, a cargo de la tía Amalia;
Clases de inglés y alemán; bachillerato, estudios de medicina,
que mi padre no tuvo la dicha, de ver culminados:
murió dos meses, ante de mi graduación.
Hoy, al final de la tercera juventud, ya cercana la despedida,
claramente, los verdaderos valores, percibo,
los que rigen, la pasantía por este mundo.
Es a estas alturas, cuando uno cuenta se da,
de que todo lo que tenemos y hemos tenido …
¡solo prestado ha sido!
Prestados fueron nuestros padres, nuestra esposa,
nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros amigos;
prestados, nuestros bienes materiales;
prestados, cada minuto, cada segundo que pasó,
y que nuca mas han de volver.
Prestadas fueron, las horas de felicidad, prestadas las horas de amor,
prestados nuestros besos, prestadas las horas de dolor.
Insensatos fuimos,
cuando estos préstamos, no adecuadamente valoramos;
cuando despilfarramos, segundos, minutos, días meses y años.
Y es ahora, cuando a vislumbrar comenzamos,
de nuestra existencia su misterio y profundidad.
Cuán equivocados estuvimos:
cuando el futuro, nos parecía infinito,
cuando creíamos saber distinguir… lo verdadero de lo falso,
cuando, que éramos alguien creímos,
cuando pensamos, que nuestra esposa era de nuestra propiedad,
cuando no supimos distinguir el amor mundano, del amor universal,
cuando lo material nos encandilaba, a expensas de lo espiritual,
cuando nos atrevimos, a juzgar a los demás,
cuando pensamos, que la gente adinerada eran envidiable,
cuando, las pérdidas materiales nos acongojaban,
cuando no supimos distinguir, la amistad verdadera, de la interesada,
cuando sentimos rabia, al descubrir… que fuimos vilmente engañados,
cuando nos perturbó, no recibir un merecido reconocimiento,
cuando la felicidad buscamos, donde nunca la habríamos de encontrar.
Dichoso nos sentimos ,
de haber apreciado el lenguaje, de la música clásica,
de haber conocido algo de los grandes pensadores,
de regocijarnos, en la naturaleza,
cuando su mudo lenguaje entendemos;
cuando disfrutamos
del perfume de las flores, de la belleza de una noche sin nubes,
del canto de los pájaros, del susurro del viento,
de la majestad, del relámpago y del trueno,
de la paz argentina a la luz de la luna, reflejándose en el agua,
de la música de las olas al acercarse, y del viento en el follaje;
cuando reconocimos, que el amor… es el lenguaje de la creación.
Conciente de nuestros defectos, y lamentando los errores cometidos:
pedimos perdón, a quienes hayamos podido ofender
y perdonamos a los que nos ofendieron.
MAR
Agosto del 2002
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